La fragmentación urbana muestra un resultado de las demandas económicas y cómo sus necesidades segmentan el territorio para satisfacer las urgencias del capital y el desarrollo de actividades económicas.
En este contexto, en las ciudades, ha comenzado a manifestarse una discrepancia social y económica.
La contradicción especial abarca la infraestructura urbana y los aspectos socioeconómicos, incluidas las áreas de riesgo ambiental, la pobreza que rodea a las ciudades, las ubicaciones informales y el acceso precario a los servicios públicos por parte de la población.
La dinámica del crecimiento de las ciudades presenta nuevos desafíos, y sin duda, hay más personas que sufren las consecuencias que otras.
El trastorno de la incomprensión afecta a ciudades grandes, medianas y pequeñas, conformadas por áreas desconectadas, profundizando las brechas y creando muros más grandes para vivir y existir en los centros urbanos.
¿Cómo pueden estas personas vivir en espacios urbanos y no poder existir?
Según las Naciones Unidas, la urbanización mundial señala condiciones específicas: «la exposición sostenida a la pobreza concentrada en barrios urbanos desatendidos conduce a la marginación y exclusión, reforzando los mecanismos que perpetúan la pobreza y la desventaja» (ONU, 2020).
Milton Santos, un exponente autor brasileño de la urbanización en países en desarrollo, traduce esta realidad alejando a las personas de ella, asegurando que no son una parte legítima de la construcción de una ciudad capaz de servir a todos.
Es esencial reflexionar sobre cómo las personas que viven en estas condiciones extremas enfrentan violaciones diarias de sus derechos.
El dibujo de las periferias en las ciudades es notable debido a su ubicación aislante, que enfrenta problemas estructurales y el refuerzo de mecanismos que perpetúan la segregación especial, la invisibilización de los residentes como una práctica opresiva para impedir el ejercicio de su ciudadanía.
Ante ello, la trayectoria de la urbanización no cambió el camino previamente trazado.
Lo que ha estado ocurriendo es el mantenimiento de engranajes urbanos que aseguran la perpetuación de las desigualdades. Esta visión se remonta no solo a la temporalidad de las ciudades, sino a su división social, económica y racial.
La mayor contradicción hoy en día es existir en la ciudad y no poder ser visto.
Autor: Ferlanda Luna
Investigadora académica